Fecha Publicación: 10/10/2024
Hoy, 10 de octubre, se promueven la celebración del Día Mundial de la Salud Mental bajo el lema: “Es hora de priorizar la salud mental en el lugar de trabajo”, lo cual, nos lleva a reflexionar sobre el compromiso, responsabilidad y reforzamiento a las acciones para hacer de la salud mental un derecho humano que visibilice y tome en cuenta los entornos laborales.
La salud mental también se construye, desarrolla y mantiene desde nuestros lugares de trabajo, por ello el preguntarnos ¿qué hemos hecho como personas profesionales en psicología y desde nuestros lugares de trabajo para estimular la generación, presencia y el mantenimiento de la salud mental en los entornos laborales?
Para llegar a esta respuesta, retomemos el concepto de salud mental (Ley de Salud Mental 10412) como “aquel proceso de bienestar personal y colectivo, caracterizado por la autorrealización, la autoestima, la autonomía, la capacidad para responder a las demandas de la vida en contextos familiares, comunitarios, académicos y laborales, y por el disfrute de la vida en armonía con el ambiente.” El contexto laboral está estrechamente vinculado con la salud mental, siendo este un terreno fértil para poder abonar y cultivar factores protectores, generar espacios seguros y saludables; el trabajo brinda un propósito y estabilidad, es posible convertirlo en una red de apoyo.
El costo en el impacto de salud mental en entornos laborales inseguros, insalubres y con condiciones de trabajo vituperables podrían perjudicar el bienestar mental, reduciendo tanto la satisfacción laboral como la productividad. Los factores de riesgo tienen que ver con el diseño y la gestión del trabajo, así como sus contextos sociales y organizativos. La OIT en el artículo Estrés en el trabajo. Un reto colectivo. Ginebra 2016, hace referencia a la figura del empleador como quién procura un ambiente donde se minimicen los riesgos y potencialice la salud.
En Costa Rica, se estima que el 20% de las incapacidades laborales están relacionadas con trastornos como la ansiedad o la depresión. Crear entornos de trabajo seguros y sanos, además de ser, un derecho fundamental, también tienen más probabilidades de minimizar la tensión y los conflictos, así como, mejorar la fidelización de los colaboradores, su rendimiento y productividad. Por el contrario, la falta de estructuras efectivas y apoyo en el trabajo, especialmente para quienes viven con trastornos mentales, puede afectar la capacidad de las personas para ser eficaces y disfrutar de su trabajo.
Es importante, lograr un equilibrio en medio de la conciliación de la vida laboral con la personal y familiar para evitar que la actividad laboral sea un factor de riesgo desencadenante de estrés, ansiedad, depresión, burnout y otros problemas de salud mental, o ya bien, agravar los que se tienen.
De alguna manera estamos vinculados en este contexto, sea a nivel de la persona o de grupos. Es claro que hay un largo camino por recorrer, en tanto, nosotros, las personas profesionales en psicología tenemos la necesidad de ponernos en sintonía para generar entornos laborales saludables