Fecha Publicación: 07/02/2024
A toda la comunidad de agremiados del Colegio de Profesionales en Psicología, les instamos muy respetuosamente a revisar aspectos del Código Deontológico que podrían impactar su práctica profesional. Con sorpresa, hemos visto tanto en redes sociales como en cursos de capacitación, una notoria tendencia del gremio a formarse en técnicas que no son propias de la ciencia psicológica o que no cuentan con el respaldo teórico, técnico y científico como para ser implementadas dentro de la práctica profesional.
Se les recuerda poner especial atención al artículo 23, además de instar a los agremiados a tomarse el tiempo de revisar nuestro Código de Ética y Deontológico, el cual reza:
“Artículo 23. La persona colegiada, en su ejercicio profesional, deberá evitar el uso de métodos, técnicas e instrumentos que no sean propios de la ciencia psicológica.
Si recurre a su utilización deberá advertir a la persona o entidad usuaria de los alcances de la intervención, señalando claramente que no se trata de recursos propios de la ciencia psicológica e informando acerca de la formación que ha recibida para su uso. En todos los casos, estos recursos técnicos deberán tener una adecuada fundamentación científica y respaldo en marcos teóricos y modelos de abordaje documentados.
En caso de que se trate de métodos, técnicas e instrumentos especializados, para lo cual se requiere formación específica, el o la profesional que los emplee deberá estar debidamente capacitada para su empleo, informando a las personas usuarias de los alcances, según lo establecido en el artículo 11 de este Código. En caso contrario, será responsable de las consecuencias que esto pudiera generar.”
Para aclarar la importancia de revisar en su práctica profesional este artículo, consideramos importante clarificar:
Al elegir pseudoterapias denigramos la profesión, su práctica y afectamos de manera negativa la confianza que la población deposita en nuestra profesión.
Exponiendo a la población a métodos, técnicas e instrumentos que no son congruentes con la ciencia psicológica, además exponemos a los usuarios a malas interpretaciones con respecto a su salud, no solo mental, sino general, promoviendo información y tratamientos sesgados, peligrosos y dañinos.
Cada vez que elegimos métodos que no comulgan con lo planteado en el artículo antes mencionado, debemos entender que recaen en nosotros, los mismos profesionales, las consecuencias a largo, corto y mediano plazo: podríamos estar poniendo en riesgo el bienestar y la calidad de vida de las personas usuarias de nuestros servicios. Por ejemplo, la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas advierte de los peligros para las personas usuarias de someterse a prácticas sin contrastación empírica y sin respaldo que permita denunciar en caso de verse perjudicado.
Finalmente, consideramos de urgente atención, la cantidad de servicios que se ofrecen como “terapias”, promovidos tanto por personas sin formación alguna en salud mental, así como de miembros, colegiados que, tanto las ofrecen, así como las promueven, sin considerar los daños colaterales que las mismas puedan causar a la población en temas de salud, economía y bienestar general.
Comisión para el estudio y promoción y divulgación de la psicología científica y prácticas relacionadas